Más que una historia, un sueño. Menos que una anécdota, un pensamiento.
Un día como cualquiera (más o menos), un sujeto aleatorio de nombre ‟Jorge” despertó con el mismo pensamiento de siempre: Qué flojera ir a la escuela; pero, que a diferencia de otros, resonaba la responsabilidad de cambiar el rumbo de su vida sutilmente inscribiéndose a un desarrollo humano (o club para los chavos) en su preparatoria. Hizo lo de siempre, tomó el autobús, contempló lo oscuro y calmado que era el entorno en el que se desplazaba y llegó con un pesar sutilmente denso donde lunes a viernes. Después de múltiples módulos y el receso, llegó casi de forma repentina el momento de escoger un camino en su vida, el cual no había meditado hasta ese momento, aún somnoliento.
Intrigado por saber cuál era la opción más óptima para la comodidad de su ocio, revisó un tablero de clubes proveído por un ‟orientador socio-emocional” (trabajador del estado del forzamiento laboral) y no generó empatía alguna por las opciones a su disposición. Se abstuvo de marcar su camino... No obstante, tenía planeado algo más. El orientador al notar que Jorge no decidió, le prohibió la salida del salón con un liviano ‟...tenemos que hablar.” Entonces, una chispa de noradrenalina recorre su cuerpo. Se siente listo para realizar una propuesta cual Maluma a las 3 de la mañana, haciéndole entender al orientador que no le apetece estar en alguna área pre-dispuesta, más bien, quiere forjar su camino creando su propio club, sus propias reglas, sus propios objetivos y sus propios compañeros, todo en la comodidad de su acechante pereza. Al son del rostro indignado e interesado del orientador se emite la pregunta ‟¿estás seguro?” y Jorge con toda confianza responde con un ‟sip, más que seguro, y se llamará ‛El Club de Ayudarse Sólo’, porque es totalmente para mi, con tal de pasar el año sin problemas”, entonces, sin más que platicar, con un tono imperceptiblemente burlesco el orientador contesta ‟bueno, si serás el responsable de una organización por cuenta propia, supongo podrás pasar el año bien.” Jorge con una expresión orgullosa y segura se retiró del salón, no sin antes voltear y mirar de nuevo a su curioso mentor.
Luego de la jornada común, en contraste con el oscuro color de la mañana, la tarde se proyectaba cálida y brillante... Pero las emociones de Jorge que se hizo el Hardcore por un momento, no. Todo giraba entorno a un ‟¿¡Qué hice!?” reconociendo que dejó el piloto automático encendido mediante las neuro-hormonas que hicieron lo suyo, totalmente contrario a su idea de dibujar un vector. Después de malabarear un rato con sus reacciones, pensó todo más fríamente y dedujo que lo que hizo no estuvo del todo mal, ya que en ningún momento le restringieron su decisión y el objetivo matriz es mejorar como persona ‟pragmáticamente.”
Los días de una semana entera pasaron como el aire y Jorge diseñó un muy complejo plan donde mostraría por medio de videos el como ejecuta varios trabajos parciales por su vecindario y su estado emocional, demostrando así que se ha vuelto ‟menos perezoso” y está dispuesto a trabajar en casi cualquier área. Con orgullo, se lo presentó a su orientador el cual respondió con un tibio ‟...Interesante, supongo funcionará. Lo que importa son los resultados.” Todo parece ir bien. Empezando su travesía de un jugador, tomó labores domésticas en casas ajenas por el módico precio de no vestirse de meido, continuando con el clásico podar el césped, acomodar garages y entregar papel de baño (periódicos) en pleno 2022 con un sueldo no muy atractivo pero suficiente para cubrir las golosinas de los viernes después de la escuela. ¿Que hay de su madre y su pensar al respecto? Ni idea. El chico está bien.
Los días pasan tan rápido que al pensar en ellos en vez de sentirse como un semestre como tal se sintió como un par de días largos. Da el caso que toca entregar proyectos finales, pero Jorge, en vez de pensar en otras materias, está pensando en cuál será su trabajo final para el proyecto que el mismo estableció. ‟Debe ser algo impresionante, algo diferente” pensó. Estuvo todo el día echando chispas para estructurar el nivel y la misión final de su juego intrapersonal y no solo dejar boquiabiertos a la gente de su alrededor, sino a su futuro ser también. En fin, decidió hacer un vídeo músical, donde el alteraría la letra de «Mark Ronson - Uptown Funk (feat. Bruno Mars)» por una que hablaría de los beneficios de chambear con todo y coreografía copiada. Ante su emoción por hacer algo atrevido y el querer descansar de estar bajo el virtual yugo de la institución que lo obligó a formar parte de algo, no esperó un día más y a la mañana siguiente se vistió y preparó para la ocasión, olvidando el resto de sus responsabilidades.
Se subió al autobús, con toda la ceguera emocional y seguridad del mundo picó al botón de reproducir de su bocina portátil y empezó su karaoke inventado:
♫♪ Dicen que flojear es la solución a tu ser
Tal vez es la verdad pero por ratos no es así.
Tareas, quehaceres, son lo de casi siempre.
Tal vez sientas pesar pero te darán algo más ♪♫
Mientras continuaba la canción, emocionado se desplazaba por el autobús que afortunadamente (?) no estaba atascado de gente. Su alrededor más que intrigado, estaba conmocionado por la confianza que emanaba Jorge.
♫♪ Billetes hallelujah
Billetes hallelujah
Billetes hallelujah
Para obtener lo que buscas tú
Para lo que te saciará
Debes estar, consciente de que... ♪♫
Por un instante, el entorno cambió a una escena en cámara lenta y Jorge, ante su abrumante emoción, dejó el piloto automático encendido de nuevo, se lanzó a la puerta irresponsablemente abierta del bus y continuó el estribillo, exclamando:
♫♪ SIEMPRE HAY QUE CHAMBEAR ♪♫
Mientras se aferraba con todas sus fuerzas y se trepaba al techo del vehículo. En un acto de locura, siguió bailando y llamando la atención de toda la gente que dirigiera la mirada hacia él, sin abstenerse de continuar a los 4 vientos:
♫♪ SIEMPRE HAY QUE CHAMBEAR ♪♫
Cumplió su cometido, mover masas... Aunque no del modo que esperaba, ya que los chismosos sensacionalistas no desaprovecharon esa oportunidad para hacer TikToks al respecto y por parte de la prensa mandar un helicóptero que andaba de paso a registrar el inconcebible suceso. Unos lo acompañaron, otros se espantaron, podría decirse que varios realmente pensaron en el mensaje del descabellado y embarazoso milagro, pero no era de importancia porque Jorge simplemente se sintió realizado.
En fin, terminó la canción y bajó del autobús sin pena ni gloria... Hasta que se dio cuenta de que no iba rumbo al colegio como esperaba. En vez, quedó varado en medio de la casi nada, entre una amplia gama de calles. En ese momento, Jorge sintió el verdadero terror. Abrumado miró por todas partes y caminó totalmente perdido en línea recta, entonces, cinco chicos que portaban mascaras de papel maché tocan su hombro y salta del susto.
- Hey, tranquilo *responden con voces sutiles*
+ ¿Q-Quiénes son ustedes?
- Somos compañeros
+ ¿De verdad? No recuerdo haberlos visto
- Pues no, porque quedaste inmerso en tu egoísmo
+ Espera... ¿De dónde me conocen y que hacen aquí? *responde enfadado*
- ...Somos partes de ti
+ ¡Déjense de hacerse los interesantes! Díganme qué son
- Bueno, somos mismo que tú... Personas que buscamos comprender qué queremos y que haremos. En otras palabras, somos parte de ‟El Club De Ayudarse Sólo”
+ ...Debes estar bromeando
- No, somos miembros oficiales.
Jorge en ese momento vuelve a activar el piloto automático y camina sin rumbo por las calles, tratando de dejar algo atrás, pero los chicos lo siguen con la diferencia de conservar un estado sereno. Curiosamente, el cielo gradualmente empezó a tornarse de un color azul marino conservando una iluminación cálida cuál atardecer.
+ ...Si realmente son del mismo club ¡¿Qué hacen aquí y por qué no me habían dicho nada?! *pregunta confundido*
- Estamos aquí porque nuestro proyecto final consistió en hacer una obra de teatro al aire libre, por eso las máscaras. Y mediante dicho perder el miedo a hablar en público. No te dijimos nada porque el orientador notó que realmente estabas determinado a seguir tus propios objetivos a tu propio ritmo en tiempo y forma... Y contigo ya éramos suficientes integrantes para validar nuestras actividades.
+ Con razón lo notaba tan tranquilo y callado...
Aún con el paso desorientado, continuaban caminando al son de sus emociones, amplificadas por el silencio que poco a poco se volvía cada vez mayor ante la ausencia de vehículos que lo interrumpieran. No conforme con eso, la arquitectura de las casas a su alrededor pasaron de poseer un tono común y urbano a uno brutalista. Dada la creciente incertidumbre, Jorge trató de desviar su atención a las bardas amarillas que acompañan las banquetas y caminar cuidadosamente en ellas. En eso, los chicos responden:
- En fin, te queremos dejar algo en claro. Nosotros en realidad no somos parte de un club que busca ayudarse a ‟uno mismo”, sino a comprender que en aún en medio de la nada, hay un todo que nos rodea y podemos apoyarnos con su mera existencia.
Repentinamente, las calles se estrechan gradualmente.
Somos réplicas de cosas pre-existentes, fragmentos de conocimientos que en conjunto solucionamos uno o varios problemas, como si de un rompecabezas se tratase. La manifestación de tu orgullo no fue otra cosa más que un grito de ayuda para llamar a otros seres y brindarte respuestas que tú mismo fabricarías, tal y como lo notificó el orientador.
En eso, llega un punto en donde las calles se transforman en alcantilados, conservando como único camino los delgados pseudo perímetros de las banquetas mientras continua exponiendo una arquitectura brutalista que conforme avanzan se vuelve más abstracta y el cielo se torna cada vez más tenue.
Todo el tiempo vivimos bajo la idea de hacer las cosas por cuenta propia, pero son solo ilusiones creadas por miles de vidas, miles de mentes, miles de espíritus, que dejaron algo por más pequeño o insignificante que parezca. Admiramos tu determinación, pero es hora de entender que todo lo que alguna vez hiciste y hemos hecho no fue solo para nosotros, sino para todos. El existir no se resume a permanecer o ser recordado, sino a resonar.
Después de aquel discurso, el ambiente emocional quedó sofocado por un aire de incertidumbre y profunda reflexión. No se podía oír algo más que las pequeñas corrientes de aire y la respiración de todos los seres presentes. De tanto que caminaron, llegaron a un punto donde la arquitectura era irracional pero particularmente lisa, y en el final se presentó una puerta de apariencia alienígena que conducía a una cueva estrecha, con un punto blanco muy al fondo. Jorge, cabizbajo por el diálogo, su número, su actuar ante una meta desenfocada, la vida y la mentira que vivió y el entorno en donde se encontraba ahora, trató de digerir todo sin quebrarse emocionalmente con incertidumbre. Después de un largo silencio, la puerta por si sola se abre. Jorge mira al frente y piensa en entrar y llegar al punto blanco que hay en el fondo. No sin antes finalizar la conversación.
+ Creo entender lo que necesito hacer ahora, sonará forzado pero... Gracias.
- ¿Gracias de qué?
+ Por aclararme el panorama...?
- No hay necesidad si somos fragmentos de ti
+ ...Bueno. Si me disculpan, me tengo que ir.
- ¿A dónde?
+ ...No lo sé. Ya veré qué me depara los nuevos caminos.
Después de aquella ambigua despedida, caminó a un ritmo más calmado. Conforme avanzaba, el sonido se hacía inexistente y solo se podía apreciar el punto blanco que se tornaba más y más brillante. Su único pensamiento era que algo bueno le deparaba. Próximo al contacto con la luz, se oía la fauna urbana, una orquesta de sonidos disonantes y personas comunes alrededor. Al entrar y ser uno con dicho, el entorno cambió de ser una ciudad inventada a ser la realidad del autor de este relato, quién despertó confundido debajo de una mesa y un cielo blanco, después de velar un negocio improvisado y, dada la situación, una casa artificial.
Después de estar confundido por severos minutos, comprendí que todo lo sucedido además de un sueño, fue la manifestación de mi orgullo. Tanto del querer destacar como un ser social que cautiva masas como del ser alguien con muchas cosas que ofrecer más allá que el presente que vivo y los ingresos que genero. Tal vez fue producto de convencerme de que tengo que esforzarme de más para conseguir dosis de felicidad o seguridad. Cómo sea, ese sueño finalizó, Jorge ya puso de su parte, ahora me toca a mí entender y hacer algo justo y racional, sin vivir en piloto automático y resonando en mi realidad.
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